Debo decir que me alegré mucho con la sentencia de la Corte Constitucional que define que la condición sexual de una pareja que ha pedido un niño en adopción no debe ser condicionante para definir dicha adopción, abriendo así la posibilidad de que parejas homosexuales adopten niños.
Lamentablemente este logro de igualdad en derechos ha generado respuestas y posturas fanáticas como la burda publicación del concejal de la familia, los twits de políticos y la rasgadura de vestiduras de los prelados religiosos.
Ya en un ámbito de mayor reflexión, una discusión que me ha parecido muy válida es la de preguntarse si al darle este derecho a las parejas homosexuales estamos protegiendo los derechos de los niños. Por ejemplo, circula un video en las redes en el que un niño adoptado dice que los niños aspiran a tener un papá y una mamá como todos los demás; sabemos que un niño no quiere tener un hogas en apariencia diferente, que pueda generar rechazo o burlas. Pero también hay niños que viviendo con parejas homosexuales disfrutan de un amor ybun acompañamiento que no podrían encontrar de otra forma y lo reciben con alegría.
No hay, hasta donde pude encontrar, ningún estudio que afirme que los niños adoptados por parejas gays tengan diferencias importantes en su desarrollo. Supongo que lo que si generan es una aceptación a la diversidad, la misma que los padres heterosexuales deberíamos buscar que tengan nuestros hijos.
Lamentablemente sociedades como la nuestra no están del todo preparadas para este nuevo tipo de núcleos familiares. Estos niños correrían hoy el riesgo de ser humillados, segregados y estigmatizados por unos adultos retrógrados y superficiales, y en algunos casos por los hijos de estos, adecuadamente adoctrinados por sus padres. Afortunadamente el mundo y sus parámetos sociales y culturales están evolucionando, y cada vez somos más los que aceptamos la diversidad y no juzgamos a quienes han optado por una expresión diferente de sus sentimientos o de su sexualidad.
Lo que no se entiende es esa preocupación de estos fanáticos por las decisiones que estaríamos tomando por nuestros pequeños. Al entregar un niño en adopción a una pareja homosexual estamos decidiendo el núcleo familiar en el cual se desarrollará ese niño y con el cual deberá vivir hasta su adultez como mínimo, sin saber si eso es lo que quiere el niño. Pero, ¿no es acaso lo mismo cuando decidimos entregarlos a una pareja heterosexual? O, lo que es peor, ¿no estamos decidiendo abusivamente por un niño cuando lo bautizamos a los dos meses de nacido dentro de una religión específica y condicionamos su desarrollo a esa religión? ¿No es lo mismo cuando lo adoctrinamos durante toda su infancia, muchas veces a la fuerza, en la religión que profesan sus padres?
Es posible que entregar un niño en adopción a una pareja homosexual le pueda generar dificultades en su interacción y en el desarrollo de sus relaciones sociales. Pero, casi con seguridad, contará con unos padres amorosos que buscarán la forma de apoyarlo para enfrentar una estigmatización con la que ellos mismos han luchado.
Me parece menos abusivo con los niños buscarles un hogar que los acoja y los proteja que dejarlos por el resto de su vida a la espera de que una pareja heterosexual los reciba, después de que unos padres heterosexuales los abandonaron. Y por supuesto, mucho menos que el hecho de decidir por ellos la religión que profesarán en su vida.
Ojalá los fanáticos religiosos se dediquen a vivir su vida entregados a sus dogmas en la privacidad de su hogar y dejen que las sociedades avancen hacia un espíritu de aceptación y respeto por la diversidad.
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Una duda. Si los prelados católicos han salido a opinar con vehemencia contra esta sentencia de la corte, ¿por qué no atacaron con la misma vehemencia los casos de abuso sexual infantil que se han presenciado entre sus huestes?
Espero que en un futuro los niños siempre estén con personas amorosas y responsables que los cuiden y los quieran, independientemente de su inclinación sexual. Espero que cuando venga en camino un bebé se evalúe, así como en un proceso de adopción, si sus futuros padres (adoptivos o biológicos) tienen la capacidad de cuidarlos y respetarlos, a ver si se rompe ese ciclo enfermo de niños maltratados - adultos maltratadores que pone en jaque nada menos y nada más que el futuro de nuestra especie.
ResponderEliminarCreo que la propuesta de evaluar a los futuros padres es un poco coercitiva; uno supondría que es mejor como lo hacemos ahora, con castigos cuando la mala práctica de la paternidad se hace evidente. El problema es que puede ser un poco tarde. Pero, creo que debemos confiar en la educación y la evolución del ser humano. Difícil.
ResponderEliminarEste tema tiene dos aristas: los derechos de los gays y los de los niños. Que importante que se coloque en un foro como este
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