Recientemente, un conferencista comentó en su presentación, que nuestros hijos verán The Matrix como nosotros vemos hoy Back to the future.
No voy a volver sobre las profecías tecnológicas de la película protagonizada por Michael J. Fox, porque la forma en que se cumplieron ha sido el foco de atención de todos los medios aprovechando el 21 de octubre del 2015.
Ahora bien, pensando en The Matrix, creo que el punto común de los futurólogos pesimistas es el de la guerra entre las máquinas y el hombre con el consecuente triunfo de la tecnología y la dominación del mundo por parte de las máquinas inteligentes. Ese tema, precedido por Terminator, es el que viene desvelando a las viejas generaciones desde principios del siglo pasado: La creación de una inteligencia artificial que pueda dominar el mundo y someter a la humanidad. Ya en 1942 Asimov conjuró la amenaza con la definición de las tres leyes de la robótica. El problema es que esas leyes aplican para la inteligencia artificial que sea programada por el hombre, y la inteligencia artificial será tal si logra autoprogramarse. Es decir, esas leyes son inútiles.
¿Será posible la inteligencia artificial? Indudablemente. Ya hoy en día Internet tiene almacenada una cantidad gigantesca de información, superior a 1 ZB de datos, es decir, 1 millón de billones de bytes. Eso es 100.000 veces la colección impresa de la biblioteca del congreso de Estados Unidos, la cual equivale a 10 TB. Con toda esa información disponible, lo que falta es capacidad de procesamiento, la cual estará dada cuando sea posible la computación cuántica. Y la computación cuántica ya está muy cerca; recuerden los experimentos de teletransportación de propiedades de partículas subatómicas del año 2012 en Chile y del 2014 a través de fibra óptica que hizo la NASA.
La computación cuántica lo que permitirá es una capacidad y velocidad de computación hasta 5.000 veces más rápida que las de la computación tradicional. Esa será una de las tantas revoluciones tecnológicas que viviremos en los próximos 10 años, ya que IBM predice que en 2025 se podrán comprar este tipo de computadoras para el hogar y la oficina.
Ahora bien, los computadores cuánticos no generarán la inteligencia artificial, simplemente serán la base para su posible desarrollo. Lo que falta es un programa base que emule los procesos cognitivos del cerebro humano, que deberá llegar a un punto en el cual regule su propio proceso de recepción de información y aprendizaje. Puede que esta parte sea la más difícil, pero me atrevo a pensar que ya se está gestando y pronto será superada.
Entonces, ¿nos espera el apocalipsis en una cuarta guerra mundial (si sobrevivimos a esta tercera que no acaba de declararse) del hombre contra la máquina? No lo creo, no soy pesimista en ese sentido, ni tan optimista como para creer que nuestras creaciones alcancen tal grado de desarrollo.
Pero, volviendo a The Matrix, aunque este pueda ser el tema profético más evidente, hay otro que me parece mucho más importante. Al final de la película, en el momento culmen, Neo recibe varios disparos y muere, pero, por estar en un mundo virtual, "resucita" en ese mundo y recibe la iluminación, que consiste en ver la estructura de The Matrix, de como está formado ese mundo virtual que es generado por una supercomputadora. Lo que Neo ve es un flujo de símbolos, que tradicionalmente asociaríamos con el 1 y el 0 de los números binarios, pero que en las computadoras cuánticas serán otros para expresar las potencialidades de posición y situación simultánea de cada elemento.
¿Qué es lo que deberían llegar a ver nuestros hijos? No una estructura de un mundo virtual, por que como tal, no existe. Lo que espero que vean, desde el punto de vista filosófico, es la estructura real de nuestro mundo: un mundo formado por átomos y regido por las leyes de la física cuántica. Así de simple y de sencillo.
Nosotros también vivimos de algún modo en un mundo virtual. Miramos por la ventana y vemos edificios, carros, pájaros. Nos miramos al espejo y vemos un cuerpo animado, racional, que se reconoce a sí mismo. Si mentalmente comenzamos a desmenuzarnos tenemos la posibilidad de llegar a la célula, o tal vez a sus componentes, pero nos cuesta mucho trabajo imaginarnos como una colección de partículas que interactúan y se mantienen en equilibrio por algún extraño fenómeno que bien podría parecernos mágico.
Somos un paquete de 70 kilos de átomos (un calculo dice que eso corresponde a 6,7 1027 átomos) que se han organizado de tal modo que permitieron que surgiera un ser vivo, racional, consciente, inteligente. Cuando nos vemos a nosotros mismos perdemos la noción de vida, de milagro que subyace detrás de ese cuerpo. Damos por sentada la vida del cuerpo, sin pensar en lo increíble que es que surja de las mínimas partes que lo componen.
La vida es la expresión más maravillosa que puede tener la materia y las leyes que la rigen, que son las leyes de la física y de la química. Y eso es lo que espero que vean nuestros hijos. Ya tienen unas condiciones de educación diferentes a las nuestras. Ya no seguirán pensando que somos el centro del universo, los consentidos de los dioses o el fruto del amor de un dios bipolar y vengativo. La ciencia habrá avanzado lo suficiente para explicar los misterios de la vida, y así como ese Neo que vive su epifanía, ellos podrán ver la estructura subyacente a la vida, a la materia, al universo.
Somos un milagro de la naturaleza, pero no un milagro inventado por nosotros para nuestro propio consuelo, sino un milagro real, fruto del azar. Y nuestros hijos tendrán la posibilidad de entenderlo desde pequeños, y aprovechar mejor su dimensión humana. Ellos verán la matriz de la vida en su verdadera dimensión, y entenderán la palabra milagro en su verdadera definición: un suceso extraordinario que lleva al límite las leyes de la naturaleza.
La computación cuántica lo que permitirá es una capacidad y velocidad de computación hasta 5.000 veces más rápida que las de la computación tradicional. Esa será una de las tantas revoluciones tecnológicas que viviremos en los próximos 10 años, ya que IBM predice que en 2025 se podrán comprar este tipo de computadoras para el hogar y la oficina.
Ahora bien, los computadores cuánticos no generarán la inteligencia artificial, simplemente serán la base para su posible desarrollo. Lo que falta es un programa base que emule los procesos cognitivos del cerebro humano, que deberá llegar a un punto en el cual regule su propio proceso de recepción de información y aprendizaje. Puede que esta parte sea la más difícil, pero me atrevo a pensar que ya se está gestando y pronto será superada.
Entonces, ¿nos espera el apocalipsis en una cuarta guerra mundial (si sobrevivimos a esta tercera que no acaba de declararse) del hombre contra la máquina? No lo creo, no soy pesimista en ese sentido, ni tan optimista como para creer que nuestras creaciones alcancen tal grado de desarrollo.
Pero, volviendo a The Matrix, aunque este pueda ser el tema profético más evidente, hay otro que me parece mucho más importante. Al final de la película, en el momento culmen, Neo recibe varios disparos y muere, pero, por estar en un mundo virtual, "resucita" en ese mundo y recibe la iluminación, que consiste en ver la estructura de The Matrix, de como está formado ese mundo virtual que es generado por una supercomputadora. Lo que Neo ve es un flujo de símbolos, que tradicionalmente asociaríamos con el 1 y el 0 de los números binarios, pero que en las computadoras cuánticas serán otros para expresar las potencialidades de posición y situación simultánea de cada elemento.
¿Qué es lo que deberían llegar a ver nuestros hijos? No una estructura de un mundo virtual, por que como tal, no existe. Lo que espero que vean, desde el punto de vista filosófico, es la estructura real de nuestro mundo: un mundo formado por átomos y regido por las leyes de la física cuántica. Así de simple y de sencillo.
Nosotros también vivimos de algún modo en un mundo virtual. Miramos por la ventana y vemos edificios, carros, pájaros. Nos miramos al espejo y vemos un cuerpo animado, racional, que se reconoce a sí mismo. Si mentalmente comenzamos a desmenuzarnos tenemos la posibilidad de llegar a la célula, o tal vez a sus componentes, pero nos cuesta mucho trabajo imaginarnos como una colección de partículas que interactúan y se mantienen en equilibrio por algún extraño fenómeno que bien podría parecernos mágico.
Somos un paquete de 70 kilos de átomos (un calculo dice que eso corresponde a 6,7 1027 átomos) que se han organizado de tal modo que permitieron que surgiera un ser vivo, racional, consciente, inteligente. Cuando nos vemos a nosotros mismos perdemos la noción de vida, de milagro que subyace detrás de ese cuerpo. Damos por sentada la vida del cuerpo, sin pensar en lo increíble que es que surja de las mínimas partes que lo componen.
La vida es la expresión más maravillosa que puede tener la materia y las leyes que la rigen, que son las leyes de la física y de la química. Y eso es lo que espero que vean nuestros hijos. Ya tienen unas condiciones de educación diferentes a las nuestras. Ya no seguirán pensando que somos el centro del universo, los consentidos de los dioses o el fruto del amor de un dios bipolar y vengativo. La ciencia habrá avanzado lo suficiente para explicar los misterios de la vida, y así como ese Neo que vive su epifanía, ellos podrán ver la estructura subyacente a la vida, a la materia, al universo.
Somos un milagro de la naturaleza, pero no un milagro inventado por nosotros para nuestro propio consuelo, sino un milagro real, fruto del azar. Y nuestros hijos tendrán la posibilidad de entenderlo desde pequeños, y aprovechar mejor su dimensión humana. Ellos verán la matriz de la vida en su verdadera dimensión, y entenderán la palabra milagro en su verdadera definición: un suceso extraordinario que lleva al límite las leyes de la naturaleza.
¿Un dios bipolar? ¿Y donde queda la dimensión divina de la creación? La ciencia no ha podido explicar el milagro de la vida, eso solo le corresponde a Dios. Poca cosa la que puede ver en el espejo.
ResponderEliminarAnónimo: No me hace falta la noción de dios para explicarme el milagro de la vida. La ciencia, que no lo ha dicho todo pero si mucho, me es suficiente para explicármelo. La ciencia cada día avanza un poco más y va cerrando los vacíos donde esa noción de dios encontraba su espacio. Con eso, a mi, me basta. Y respecto al espejo, ambos vemos dos cuerpos diferentes pero que en el fondo son lo mismo: un montón de átomos divinamente estructurados.
EliminarEn ese campo se ha avanzado mucho, y como al igual que antes lo que no era conocido era justificado con un "dios lo hizo", la superstición quedará en el pasado, arrollada por las ciencias reales.
EliminarLa ciencia avanza, pero ¿dejará a la superstición en el pasado? Ojalá así sea, algún día.
EliminarLa ciencia si ha explicado el origen del universo, la formación de las galaxias, de las estrellas, de los sistemas planetarios, del origen de la vida en nuestro planeta y de la evolución que condujo a la aparición de nuestra especie. Y todo explicado sin la intervención de un ser superior. No es difícil entender todo esto, solo hay que perder el miedo y abrir la mente para entender y disfrutar con todos esos logros de la ciencia.
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